miércoles

Gómez Jattin o la palabra viva

Al poeta RAÚL GÓMEZ JATTIN lo conocí en junio de 1988 y él, por supuesto, ya era un brujo, un adivino, un taumaturgo. La suya era una poesía vivaz, auténtica y arrebatadora (y lo sigue siendo) y conocerle fue la oportunidad de dar con un grande de la poesía en Colombia. Dar - al decir de Jean Arthur Rimbaud - con un predestinado, uno que se había hecho, entre todos, el gran maldito, el gran vidente. Los más jóvenes de ése entonces no le conocíamos, aunque ya él había hecho un largo recorrido entre el derecho, la locura y el teatro, además de la poesía. Al saludarlo por primera vez, luego de una breve lectura privada de sus textos para un pequeño grupo de iniciados que nos reuníamos en la Casa de Poesía Silva los sábados en la mañana, el poeta adivinó mi nombre (cuando apenas era yo uno más de los recién enterados) y también adivinó la intención con la cual me le acercaba: ayudarle a vender su libro primigenio, el ahora muy famoso "Tríptico Cereteano". Gómez Jattin había sido traído principalmente por el escritor Milcíades Arévalo, director de la revista “Puesto de Combate” en Bogotá, desde el mítico Valle del Sinú, en donde el poeta y actor era una especie de monstruo peligroso que sólo a él mismo podía hacer daño, parafraseando versos suyos rayanos con lo autobiográfico y lo descollante de una vida entre austera y desafiante. La visita de Arévalo a Cereté fue una odisea llena del encanto propio de las cosas anodinas que sólo les pasa a los poetas y a los niños y ha sido bien descrita por el autor de “Manzanitas verdes al Desayuno”, tanto de forma oral (para la radio o para sus amigos) como de forma escrita para que eventuales lectores tengan fe de que en verdad, hubo una vez en que Raúl Gómez Jattin caminó por estas tierras. Gómez Jattin fumaba ‘Pielroja’ con la vehemencia de quien está en la cárcel (¿acaso no era él un gato salvaje prisionero en la asfixiante ciudad?) y fue envuelto en volutas azules, en el cuarto miserable del Hotel Regio en el marco del parque Santander, a un costado del Museo del Oro, como le vÍ y le escuché durante un buen rato, cada uno sentado en el borde de una cama distinta, frente a frente, vociferando casi, alrededor de los clásicos, en torno a Ovidio y a Homero y alrededor de ése gran proyecto suyo que se llamaría “El Esplendor de la Mariposa”. Al poco tiempo se supo que Raúl le había prendido fuego a esa covacha; que había gritado a todo pulmón una tanda de improperios contra la directora de la Casa de Poesía Silva (estaba yo allí dentro cuando pasó el bardo de chinelas con su voz de trueno) y a poco que la emprendió a piedra contra los bellos ventanales de esta misma institución de los poetas citadinos, contra los que posan de serlo, muy seguramente. Hubo que visitarlo al frenocomio, como quien visita a un pájaro enfermo que se durmió en la lluvia mientras caían rayos palpitantes y centellas de fuego mortal. Pero al llegar a las puertas del hospicio, Raúl fraguaba un plan para escapar, rompiendo las paredes que contenían su humanidad adolorida…maceta y cincel en mano, dando golpes contra el mundo. Se supo luego que le gustaba torear los buses y los autos en Cartagena de Indias, como un quijote costeño que cree ver gigantes o demonios en los burdos automotores; también se dijo que contra él habían atentado oscuras fuerzas. Para que sirva la memoria de los jóvenes, cuando llevo el libraco aquel en buen estado con la rúbrica de Raúl Gómez Jattin a las aulas de la mustia academia y leo sus poemas en voz alta o pongo el vozarrón del propio bardo del valle del Sinú en el disco de la HJCK, se vuelve a sentir ése furor de entonces, se pone de moda otra vez este poeta maldito, los muchachos saben de memoria uno que otro verso, las muchachas creen haberlo visto debajo de la cama. Es esta la única manera de mantener viva la palabra. Se recomienda leer la crónica de Milcíades Arévalo sobre Gómez Jattin en: http://triunfo-arciniegas.blogspot.com/2010/04/milciades-arevalo-raul-gomez-jattin-un.html (De donde se han tomado las imágenes que ilustran esta breve semblanza)