jueves
¡Feliz Hallazgo de Tesoros!
Cuando estás en la sombra, cuando tus sueños bajan
de una estrella a otra hasta tu lecho,
y entre tus propios sueños eres humo de incienso,
quizá entonces comprendas, quizá sientas,
por qué en mi voz y en mi palabra hay niebla.
AURELIO ARTURO
Mañanas como las de estos días debieran ser absolutamente memorables para todos nosotros. La de hoy es un lienzo con todos los pasteles, todos los azules, quizá todos los verdes de la vida anunciando la muerte, aviso de otros mundos, agonía del universo y mostrador de ángeles aéreos, pero avisando también como en Arturo que “No todo era rudeza” y que esto al fin parece “Un áureo hilo de ensueño”.
Pero para algunos pasan desapercibidas las mañanas; celebran que el año muera y que se vaya y no es que quiera ponerme en plan de regaño, es sólo que algunos somos más contemplativos, más ociosos, sibaritas o alucinados. Me tranquiliza que existan otros calendarios como el chino, o el maya y que si de poner fin al asunto, es en fin ya demasiado tarde.
Pero de lo que hablo (vana insistencia mía) es de dar con un hallazgo cotidiano, de gritar Eureka al ver entrar al gusano en su hoyo de confines en la tierra, al roedor en la secreta madriguera o encontrarle sentido a los colores de alucinación en la mañana. ¡Pero no! Corremos a rincones de la certidumbre, a refugios cálidos de lo conocido y nos hastía el mundo: la propia trampa que hemos creado, efímera, ya a punto de derrumbarse y desaparecer. “Se fundirán los elementos y serán uno solo” sentencian insistentes las palabras del apocalíptico teólogo.
En últimas, reclamo hallar un gran tesoro en las pequeñas cosas del mundo (mientras dura) pero es mejor que para ello me releve Gonzalo Arango cuando dice:
El tesoro
Si buscas el tesoro y lo encuentras
facilito, es un pobre tesoro.
Si renuncias a encontrarlo porque
está muy profundo, no mereces el tesoro.
Si lo buscas con amor y sacrificio,
tu esfuerzo es oro, aunque no encuentres
el tesoro.
Feliz hallazgo de tesoros en la aventura del día. Se escapa la vida a borbotones y se es muy feliz en el trayecto de otros mundos. Vano es celebrar el final de un almanaque cuando mucho más certero es – todos lo sabemos y de ello no se trata el asunto – el profético calendario de los mayas.
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